Amalia Rivera
Estados Unidos aprendió bien la lección: sabe que no puede ganar ninguna guerra en ninguna parte del mundo, y que ha perdido su patio trasero más cercano, México, el cual es un Estado de derecho fallido que avanza rápidamente hacia la colombianización, y
uno de los pocos Estados que aún permiten a EU imponer una nueva
ofensiva imperialista para defender sus intereses económicos y
geopolíticos en la región. Así lo asegura el internacionalista James D.
Cockcroft, fundador de la Coordinadora Internacional de Redes en Defensa
de la Humanidad, quien se define orgullosamente como un “gringo
antigringo”.
Cockcroft
es un apasionado de México que ha dedicado muchos años de su vida a
investigar y rescatar “la historia robada por las clases dominantes de
ambos países”, según explica. A mediados de los años sesenta difundió en
importantes revistas estadunidenses las dificultades económicas que
sufrían los mexicanos del valle de Mexicali a causa de
la salinidad del río Colorado, con quienes luchó brazo con brazo. Fue
defensor de presos políticos en Lecumberri tras la matanza del 2 de
octubre de 1968, año en que publica Precursores intelectuales de la Revolución Mexicana,
obra que devela la historia escondida de los magonistas y que se ha
convertido en libro de texto de muchos profesores y va por su
vigesimoquinta edición. La compenetración en la lucha de los de abajo lo
llevó a internarse por la senda de las luchas obreras y de los
migrantes en su país, y a ser el respetado internacionalista que es hoy.
Además
de especialista en temas sobre México, América Latina y el
imperialismo, es un escritor prolífico que ha escrito cuarenta y cinco
libros, pero también un “poeta maduro que ha acumulado muchas
juventudes” y que ha vivido muchas muertes de seres queridos cuya sola
mención desata el llanto de este hombre sensible, pero implacable en la
defensa de los derechos de los oprimidos.
El
bicentenario de la Revolución Mexicana lo llevó a rescatar las
enseñanzas del pensamiento y la lucha de Ricardo Flores Magón que vertió
en su más reciente libro: Precursores intelectuales en el México del siglo XXI
(Jorale Editores, 2010), donde realiza un recorrido relámpago por la
historia de México a partir del cual establece un paralelismo entre la
realidad nacional actual y la que antecedió a la Revolución de 1910.
La
influencia y el pensamiento de Ricardo Flores Magón –explica
entusiasmado– siguen en las grandes masas; es como un río secreto que
corre en el subconsciente de los pueblos, no sólo en Baja California,
Sonora, sino en todas partes. Los jóvenes presos tras la matanza del 2
de octubre del 68 respondieron a los reporteros: “Nuestros guías no son
otros que los Flores Magón y Ernesto Che Guevara.”
Para
el autor, Flores Magón es “la figura social más inteligente e
importante de la historia de México, más aún que Benito Juárez”, porque
asimila toda esa corriente de abajo, revolucionaria, ésa que no tolera
el Estado y por eso lo esconde en la historia oficial y lo desaparece de
los libros de texto.
“Es
una figura de talla mundial, en muchos sentidos más grande que José
Martí, quien es un gran maestro por su humanismo. Flores Magón se
anticipó en ideas revolucionarias a figuras tan famosas como Lenin,
Trotsky y Rosa Luxemburgo por sus planteamientos sobre el
internacionalismo y el imperialismo, la reforma agraria y la opresión y
subordinación de la mujer.”