6/29/2010

Y SIN EMBARGO SE MUEVE......



El texto de la abjuración de Galileo es conmovedor, se ve en él a un hombre que se niega a sí mismo. Sorprende más porque Galileo tenía una fuerte personalidad. Fue la tortura de la Iglesia lo que le hizo dar su brazo a torcer, ante el dolor se pierde la razón. Encontré en la vieja biblioteca este texto, la abjuración de Galileo (Jean Pierre Dubarri):

Yo, Galileo,hijo del difunto Vicenzo Galileo,florentino, de setenta años de edad, personalmente presente ante este Tribunal,de rodillas ante ustedes, Eminentísimos y Reverendísimos Cardenales, Inquisidores Generales en toda la República cristiana contra la perversidad hereje.
Teniendo ante mis ojos los sacrosantos Evangelios que toco con mis manos,Juro que he creído siempre, que creo ahora y que con la ayuda de Dios seguiré creyendo en el futuro todo lo que la Santa Iglesia católica y apostólica tiene por verdadero, predica y enseña.
En vista de que este Santo Oficio me había ordenado jurídicamente abandonar la falsa teoría según la cual el Sol es el centro del mundo e inamovible,mientras que la Tierra no es el centro del mundo y se mueve;
En vista de que no podía mantener, defender ni enseñar de ninguna manera,oral o por escrito, la susodicha falsa doctrina,después de que me ha sido notificada como contraria a la Santa Escritura.
En vista, por otra parte, de que he escrito y dado a imprimir un libro en el que trato de la misma doctrina ya condenada, aportando razones muy eficaces en su favor (…).
He sido juzgado como claramente sospechoso de herejía. De haber sostenido y creído que el Sol es el centro del mundo e inmóvil, que la Tierra no es el centro del mundo y se mueve.
En consecuencia,queriendo eliminar de la mente de vuestras Eminencias y de todos los fieles cristianos esta vehemente sospecha justamente concebida contra mí,vengo con corazón sincero y fe no ficticia a abjurar, maldecir y detestar los susodichos errores y herejías y, en general, todo error, herejía y secta contraria a la santa Iglesia.
Y juro que en el futuro no diré ni afirmaré nunca jamás, ni verbalmente ni por escrito, cosas que puedan hacerme sospechoso.
Si conozco algún hereje o sospechoso de herejía,le denunciaré al Santo Oficio o al Inquisidor del lugar donde me encuentre ( … ).
Yo, Galileo, que suscribo,he abjurado, jurado, prometido y me he comprometido a lo que precede.
En fe de los cual, de mi puño y letra he firmado la presente declaración de mi abjuración y la he leído en voz alta, palabra por palabra,en Roma, en el convento de la Minerva, el 22 de junio de 1633.
Yo, Galileo,he abjurado, como anteriormente consta, y firmado de mi puño y letra.

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