Tomado de "livefromtheborder"
La cosa está fea en Arizona.
La nueva ley de inmigración que aprobaron los políticos de ese estado ha generado encabezados nacionales por su frialdad y dureza no solamente contra la comunidad indocumentada sino contra todas las personas con aspecto latino.
La parte más controversial de esta ley es una cláusula que autoriza a la policía de las municipalidades a revisar el estatus migratorio de cualquier persona que pudiera estar en el país ilegalmente, y arrestarla si es indocumentada.
O sea, cualquier persona de piel morena o con acento que no cargue documentos en todo momento podría ser deportada, como el actor Cheech Marin en la comedia de los 1980 Born in East L.A.
Para que te des una idea del alcance de esta nueva legislación, es el equivalente a que cada oficial del orden público sea como su propio retén de inmigración, similar a los que vemos al salir de San Diego por las autopistas hacia el norte y el este.
Así de feo está.
Así de feo está.
Es una pena que Arizona esté peleado contra su destino.
Los latinos no van a irse de Arizona, principalmente porque la mayoría son residentes legales o ciudadanos que tienen varias generaciones ahí. Es más, constituyen más de 30 por ciento de la población. Y por si fuera poco, hoy en día la mitad de todos los estudiantes hasta la secundaria son latinos, así como alrededor de la mitad de los bebés que nacen en ese estado.
Así que Arizona va a ponerse más cafecito con el tiempo.
¿Y la comunidad indocumentada, la que supuestamente es el blanco de esta ley?
De los casi siete millones de personas que viven en Arizona, unas 500 mil carecen de documentos. En otras palabras, la ley afectará a más residentes legales y a ciudadanos que al grupo que buscan marginar los políticos de ese estado.
¿Qué sentido tiene atormentar a toda la población latina debido a la comunidad indocumentada?
Ahora eso no quiere decir que Arizona no tenga un problema serio con la inmigración ilegal. Es principalmente por Arizona por donde el crimen organizado trafica drogas y personas. No es raro encontrar paquetes de droga tirados en medio del desierto, abandonados por los traficantes.
Pero esta ley es una exageración nacida de la mente de un funcionario republicano que ha dedicado los últimos años de su vida política a formular leyes que le hacen la vida de cuadritos a los indocumentados, y por extensión a los latinos en general.
Se llama Russell Pearce y es un miembro del Senado de Arizona.
Es un ex oficial del Departamento del Sheriff del Condado de Maricopa, hoy en día liderado ni más ni menos que por Joe Arpaio, quizá la figura pública antiinmigrante más conocida del país.
Por más que Pearce alega que su ley no es racista, es difícil ver lo contrario.
Éste es un tipo que en 2006 difundió un correo electrónico a sus conocidos y amigos cuya fuente era un grupo extremista racista. Pearce dijo después que desconocía la fuente del correo y se disculpó. Aunque no puede negar que estaba de acuerdo con el contenido de un mensaje racista.
Después, en 2008 patrocinó una ley que buscaba prohibir en las universidades del estado el establecimiento de grupos cuya membresía se basaba en parte o en su totalidad en la raza de sus miembros, o sea grupos como MEChA y asociaciones de estudiantes afroamericanos.
Además, ha sido fundamental en la aprobación de otras leyes, incluyendo la primera en el país que multa a los empleadores que no se aseguran de que sus trabajadores estén en el país de manera legal. Asimismo, Arizona cuenta con una ley que vuelve un delito el acto de otorgar prestaciones gubernamentales a inmigrantes indocumentados.
Esta nueva ley también prohíbe a los jornaleros pedir trabajo en las calles de Arizona, y estipula que los ciudadanos pueden demandar a las ciudades que se rehúsen a cumplir la ley al convertirse en santuarios de la comunidad indocumentada, así dando más poder a grupos extremistas como los Minutemen.
Pero a pesar de estas leyes, la comunidad latina de ese estado seguirá creciendo. Esos niños que hoy están en la escuela seguirán sus estudios en las universidades, y algún día se convertirán en políticos poderosos que le darán vuelta a estas leyes que nacen del egoísmo, la ignorancia y el odio.
Mientras tanto Arizona seguirá lastimando y tratando de aplastar a la comunidad que representará gran parte de su futuro. Sí, la cosa está fea en Arizona. Y seguirá así por un buen rato más.
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