En Michoacán, en fiestas de santos patronos, los narcotraficantes locales han interrumpido las celebraciones y exigen dinero “para autorizarlas”. En Tamaulipas, las misas nocturnas han sido suspendidas por amenazas de posibles ataques contra fieles y curas.
En medio de estas presiones, la Iglesia evangélica sufre la peor parte. Muchos pastores han decidido pagar cuota después de que algunos o sus hijos fueron asesinados tras negarse al soborno.
Arturo Farela, presidente de la Confraternice, señala que en Ciudad Juárez más de 100 pastores fueron amenazados: “Hay ministros que están pagando cuota. Otros han sido amenazados más de una vez. Hay uno que me dijo que le pidieron 10 mil pesos mensuales”.
Víctor René Rodríguez Gómez, secretario general de la CEM, afirma que los sacerdotes católicos se enfrentan todos los días a amenazas e intentos de extorsión.
La diócesis de Guadalajara ofrece datos escandalosos: “Las solicitudes han estado más altas, no se quedan en los 5 mil o 10 mil pesos: han pedido hasta 50 mil pesos”, dice el vocero.
El vicario de la diócesis de Nuevo Laredo describe lo que ocurre en la vecina Matamoros: “La extorsión ha sido mucho más directa, se han suspendido las misas de noche. Los narcos tienen la sartén por el mango. Hacen lo que les da la gana”
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