9/16/2010

Pederastas sin Fronteras

 Insistentes rumores apuntan a que la Santa Sede estaría planeando poner un poco de orden y organización en los desmadres y desvaríos sexuales de sus integrantes. Se especula con que la organización podría tener la forma jurídica de una ONG y se barajan distintos nombres, aunque el que tiene más visos de ser el definitivo es Pederastas sin fronteras. Voces autorizadas de la Santa Sede indican que este nombre recogería en toda su extensión el verdadero espíritu de este movimiento religioso. Además, el carácter internacional, transfronterizo, del nombre “resulta ideal para ser utilizado en cualquier parte del mundo en la que se dieron, se den o se vayan a dar casos de abusos sexuales a menores”. Uno de los arzobispos entrevistados, que ha preferido no darnos su verdadero nombre, comentó desenfadado que “para estos religiosos no hay frontera que se resista, ni física, ni geográfica, ni política, ni moral”, y añadió sonriente “son la leche, es que es ver a un niño y se ponen a cien”. Un segundo arzobispo, que también prefirió mantenerse en el anonimato, recalcó “si es que los visten como putas,  coño. A los niños, digo”.
 Durante décadas, que se sepa oficialmente, y yo me atrevo a decir sin miedo a equivocarme que, durante siglos y durante milenios, la Iglesia católica ha utilizado la religión para dominar, para saquear, para amedrentar, para quemar y para violar mentes y cuerpos. No es nada nuevo, siempre se ha sabido, y eso ha contribuido a que este asunto de la pederastia sacerdotal sea el único dogma de fe que la Iglesia ha conseguido mantener vivo y cierto hasta el siglo XXI.
Noticias como la de los últimos casos conocidos en Bélgica se vienen produciendo desde siempre, la única diferencia es que en la actualidad, los medios de comunicación tienen un alcance y una cobertura nunca antes vistos, el nivel cultura y la capacidad de raciocinio de la opinión pública se encuentra a años luz de la de hace tan solo cincuenta años, y la capacidad de la Iglesia, como institución, para seguir controlando mentes y cuerpos ha disminuido vertiginosamente. Todo ello ha contribuido a que cada día más y más casos salgan a la luz; casos que fueron cometidos hace décadas y en cualquier parte del mundo.
Nada menos que 507 denuncias de abusos sexuales y 13 suicidios de las víctimas se han conocido en Bélgica. André Leonard, arzobispo de Bruselas, dice que se trata de “errores del pasado” y que están estudiando la creación de “un centro para la curación y la reconciliación de las víctimas”. Muy bien Monsieur Leonard, muy bien. En lugar de entregar a la justicia ordinaria a los culpables, en lugar de indemnizar a las víctimas, en lugar de poner medidas para que estos abusos no se sigan dando…, en lugar de eso “un centro de curación y reconciliación”. Creo yo que a quienes tienen ustedes que curar es a los enfermos de sus curas pederastas y no a los niños sodomizados. Y además quieren que se reconcilien, ¿tanto les pesa en la conciencia? Reconciliación dice, ni que hubieran discutido el cura y el niño violado. En serio, me extraña que el Vaticano no haya creado ya la “oficina de atención al pederasta”. La Santa Sede, en un alarde de modernidad e innovación nunca visto, se ha constituido en el primer “Paraíso Moral” del mundo, donde sus integrantes pueden cometer delitos como los abusos sexuales a menores, sin que se les venga encima todo el peso de la ley, “que se denuncien ellos mismos” dice Leonard. ¿Ustedes se imaginan a un “usuario de un paraíso fiscal” presentándose en Hacienda para denunciarse a sí mismo?
Este buen monseñor, añade que “la mayoría de los crímenes han prescrito desde el punto de vista penal”, y suelta otra perla, por si había soltado pocas: “los abusos sexuales se siguen cometiendo hoy en todos los niveles de la sociedad”. Evidentemente el propósito de Leonard con esta exposición, es reducir todo este asunto a la categoría de anécdota desagradable pero lejana en el tiempo y sobre todo disculpable. A este señor le debe parecer menos delito el abuso sexual cometido por un religioso con un niño, que si el abuso lo comete un albañil, una modista o un político. No sé cómo será en Bruselas, pero en mi pueblo a esa actitud se le llama (y perdón por la expresión) “cagar delante del ventilador”. Verdaderamente impresionante lo del amigo Leonard.
Hace tan solo unos días, según ABC, en su edición del día 09 de septiembre, se ocupaba, y mucho, de destacar que “un tribunal anula las pruebas obtenidas en junio relativas a casos de pederastia en la Iglesia”. Además, destacaba que “La operación de la fiscalía […] fue calificada de deplorable y sorprendente por el Vaticano”. Deplorable y sorprendente el Vaticano, que oculta delincuentes sexuales en su seno, y para colmo se molesta si alguien husmea en sus ordenadores y les requisa material pornográfico infantil. Insólito Vaticano. Insólita Iglesia. Insólito Mundo.
Para terminar de arreglarlo, sale el santo padre a echar más mierda delante del ventilador, dice el de blanco que “los medios mienten”, que lo hacen por llamar la atención. Hay una epidemia de salidos pedarastas en su iglesia y la culpa es de la prensa, que lo cuenta. Sí señor, muy bien. Yo creo que Venenito XVI ve la paja en el ojo ajeno pero no ve la paja en el confesionario propio.
Puede que tan solo sea una impresión mía, pero creo que la pederastia dentro de la Iglesia no debería prescribir nunca como delito, del mismo modo que nunca prescribirán los daños psicológicos de sus víctimas. En cambio, la fuerza moral de la Iglesia prescribió hace ya varios miles de casos de pederastia.

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