No es la intención cargar todas las culpas sobre el Vaticano, pero éste es sin dudas el representante más sobresaliente de la negación de la doctrina de Jesús a través de una hipocresía y una actividad que podemos llamar el “imperialismo religioso”.
Desde sus inicios la iglesia Católica fue un poder político, militar y económico. Hoy quiero, en breves pinceladas, traer a la memoria los acontecimientos de algunas décadas pasadas hasta el presente para que cada uno saque nuevamente las conclusiones que de antemano intuía.
Tomemos como punto de partida el nombramiento del cardenal Paul Marcinkus como Jefe de Las Obras Religiosas, un instituto que manejaba la colocación del dinero, siendo de hecho un nombre que encubría la banca vaticana.
Marcinkus, de nacionalidad norteamericana y origen lituano, se ordena sacerdote en 1947 y a su llegada a Roma se gana la confianza de Paulo VI el papa aristócrata. Pasa a formar parte de su guardia personal y lo acompaña en sus viajes. En el entretiempo hace importantes amistades en el mundo financiero ya sea vaticano como internacional. Entre ellas con David Kennedy, en ese entonces presidente de la Continental Illinois National Bank of Chicago y en 1969 Ministro del tesoro de Nixon. Justamente David Kennedy es quien lo pone en contacto con Michele Sidona, un banquero italo-americano con vinculaciones con la mafia. Posteriormente muerto en forma misteriosa, envenenado en la cárcel.
Bajo su dirección el Instituto para Obras Religiosas del Vaticano desarrolla una actividad sin prejuicios ni moral, relacionándose con personajes muy cuestionados. En varias ocasiones la banca papal será multada por el Banco Central Italiano y también el Banco Central de USA.
Michele Sidona le presenta a Roberto Calvi, el capo del banco Ambrosiano, este trio mueve ingentes sumas de dinero en apoyo a tristes dictadores latinoamericanos e incluso con la asunción de Juan Pablo II se destina dinero para la ayuda de la caída de la URSS a través de Solidarnosc y Lech Walessa.
Marcinkus decía que:“el mundo se sostiene con dinero y el Vaticano no puede sostenerse con Avemarías”.
Por el camino de Marcinkus quedaron la muerte de Sidona, el asesinato por “suicidio” de Calvi y la misteriosa muerte de Juan Pablo I, que insinuó reestructurar todo el manejo del Instituto de Obras Religiosas o sea el Banco Vaticano y su red de mafia, masonería y capitalistas corruptos. Los dados estaban echados y Juan Pablo I estaba en la boca del león.
En 1982 explota la situación y Marcinkus es radiado como simple sarcedote por un breve periodo en el Vaticano y luego a Chicago. Ya enfermo se retira a Phoenix en Arizona, donde mantiene una pequeña iglesia hasta su muerte. Es de esperar que el Padre Eterno se haya apiadado de él en su infinita misericordia, que sin duda debería ser infinita.
Quedan algunos hechos por aclarar: el atentado a Juan Pablo II por parte de Ali Agca y la desaparición de Emmanuela Orlandi, una joven veinteañera.
El hermano de Emmanuela viajó a Turquía para encontrarse con Ali Agca. “Desde siempre conozco el lugar donde está tu hermana. Proximamente tendré que ir a Italia y entonces te lo diré. Yo le había enviado una carta a tu padre en su momento…”
Algunas fuentes indican que esta desaparición tiene que ver con ciertas actividades de sexo con jóvenes mujeres, dentro los muros de la (no) “Santa Sede”. Por lo pronto hay otro misterio ligado y es la presencia de un cuerpo perteneciente a un pluriasesino de nombre De Pedis enterrado en una de las criptas reservadas a cardenales y papas. ¿Fue él quien se deshizo de Emmanuele por orden de Marcinkus? Esta es la interrogante más común. Por declaraciones de un obispo se sabe que la joven llegó a su alojamiento en el Vaticano; “después de salir de la Escuela de música volvió pero partió de inmediato en un auto de lujo”
Aún hoy persiste el misterio pero como es sabido ningún integrante, ni ninguna institución del Vaticano puede estar bajo jurisdicción legal de otra nación. Así que es muy difícil investigar, ya sea el lavado de dinero o delitos cometidos en territorio de la Iglesia.
El atentado a Juan Pablo II está envuelto en una conspiración. Se siguió una “pista búlgara” pero todo hace presumir que la pista nace y muere en el Vaticano.
Otro acontecimiento en el misterio es el de los 3 cadáveres encontrados en su apartamento, muy cerca del apartamento del Papa. Se trata del coronel de la guardia suiza Alois Estermman, su esposa Gladis y el joven capitán Cedric Tornay. La versión ofrecida por el Vaticano fue la de un matrimonio asesinado por un joven subalterno por motivos de venganza por no haber sido ascendido. Pero algunas filtraciones publicadas en la prensa italiana dan otras versiones que van desde un crimen pasional por parte de Cedric por su relación homosexual con el coronel a una intriga entre Opus Dei y masonería.
La Guardia Suiza creada por el papa Julio II en los tiempos de Miguel Angel es de carácter sucesorio y allí también se esconden privilegios y onerosos pagos para ”guardar secretos de estado”.
En estos tiempos la iglesia mantiene una política conservadora. No puede ser de otra manera. Pero su conservadurismo no está ligado a la doctrina de Jesús como un eje inamovible, como un dogma sagrado. Esa actitud está ligada a predicar la trascendencia de la iglesia basada en los diversos concilios, y por lo tanto la no aceptación, la prohibición y el castigo a determinadas conductas no son fruto de la doctrina de Jesús sino de esos hombrecitos que construyen el poder sobre la ingenuidad de la gente.
Se cuenta que Jesús estaba sentado escribiendo en el suelo arenoso de la Palestina, cuando una muchedumbre iba a lapidar a una mujer por adúltera. El adulterio era una falta gravísima por aquel entonces. Sin embargo para Jesús, y debería serlo para quienes siguen su doctrina, no lo era por cuanto todos somos iguales y pasibles de cometer faltas. Nadie es dueño de sentenciar a un semejante. Por eso responde “quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra”. Pero la Iglesia católica esto no lo conoce.
Hoy en día quieren mantener un conservadurismo que nunca existió en la filosofía cristiana, pero lo hacen porque saben que sus fieles son mayoritariamente conservadores y no pensantes. La Iglesia sabía y sabe de los pedófilos que la integran, como sabe de los crímenes cometidos, como los contubernios con mafia, masonería y gobiernos gorilas. Sabe también de hombres y mujeres gay que están imbuidos de una gran fe. Pero las varas con que mide son bien diferentes como cuando funcionaba la (no) Santa Inquisición. No demorará mucho en que el monstruo muera por su propio veneno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario