La propuesta pasará ahora al Senado donde se espera que sea rechazada por la mayoría demócrata en esa instancia y que entonces comience otro forcejeo para tratar de alcanzar una media que satisfaga a ambos partidos.
Los datos oficiales no son halagüeños para la mayor economía del mundo con más de 14 billones de dólares de Producto Interno Bruto.
En 2009, la Oficina del Censo informó que la cifra de personas bajo el umbral de pobreza se situaba en 43,6 millones y al cierre de 2010 afectaba a más de 50 millones de norteamericanos, o sea, 16,4 % de la población o uno de cada 6,2 habitantes.
A dos años de la llegada a la Casa Blanca el presidente Barack Obama, las personas carentes de seguros médicos sobrepasan los 50 millones, el desempleo que según la cifra oficial es de 9 %, se sitúa en 16 % si se combina con el subempleo, mientras unos 7,5 millones de núcleos familiares están en juicios hipotecarios al borde de perder sus viviendas.
La pobreza infantil se elevó al 20 %, mayoritariamente entre negros y latinos debido a que en estos años de crisis económica estos sectores han sido los más afectados por el desempleo.
Los recortes sancionados por los republicanos en la Cámara, niegan fondos federales para la reforma de salud impulsada por el presidente Obama; suponen medidas para impedir que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) regule industrias emisoras de gases de efecto invernadero y limitan el papel del gobierno en la educación.
El senador Daniel Inouye, presidente de la Comisión de Asignaciones, al refutar la acción de los republicanos, señaló que podría frustrar la "naciente recuperación económica (que los analistas internacionales no la ven) sacrificar empleos, y no hacer prácticamente nada para afrontar la crisis fiscal a largo plazo que sufre nuestro país”.
El demócrata por Wisconsin, Tammy Baldwin significó que "desfinanciar la reforma de la salud va a perjudicar a miles de personas que represento”.
En contraposición, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner advirtió que no aceptará ninguna medida que no reduzca notablemente el gasto. "Cuando decimos que vamos a recortar el gasto, lean mis labios: vamos a recortar el gasto”, dijo con prepotencia según los periodistas.
Una semana antes de la votación en la Cámara de Representantes, el gobernador de La Florida e integrante del ultra conservador Tea Party, Rick Scott, había anticipado los recortes presupuestarios que realizaría en ese estado y que afectarán directamente a una numerosa población.
Scott anunció que los pretendidos ajustes de su administración se encaminan a eliminar “gastos superfluos” en la esfera pública sobre todo educación, ayuda a desamparados, salud, etc.
Los gastos en educación que alcanzan el 29 % del presupuesto estatal se recortarían en 71 %. Para que se tenga una idea, solo en el condado Miami-Dade esto significa una eliminación de 215 millones y afectaría a estudiantes, maestros y empleados del sistema escolar.
El gobernador floridano pretende desaparecer la Oficina de Desamparados, que el año pasado tuvo un presupuesto de 19.2 millones, para ofrecer ayuda a cerca de 100 000 personas.
Como afirmó Rayne Nuckles, que dirige la Coalición de Desamparados del condado Hillsborough, los individuos más vulnerables son los que acaban sufriendo los peores recortes.
Los servicios de salud que se ofrecen mediante el uso del Medicare y Medicaid a jubilados, discapacitados o familias de bajos ingresos también serán disminuidos.
La misma suerte correrán los programas de defensa criminal a indigentes, de ayuda a las victimas de violencia doméstica y violación a las arcas de ingresos generales.
La Oficina de Diversidad de Contratación que supervisa los esfuerzos de convenio del estado con empresas provenientes de minorías, desaparecerá pues como aseguró el director de presupuesto, Jerry McDaniel, “nada se consideró sagrado” en la busca de maneras de recortar 5 000 millones de la cuenta del estado.
Mientras esto sucede con las prestaciones sociales, Scott prevé rebajar a la mitad los impuestos estatales que abonan las corporaciones, uno de los más bajos de toda la nación.
Esta bondadosa oferta para las compañías representa una pérdida de 1 800 millones de dólares al Estado, en momentos que enfrenta ese alto déficit. Como excusa, Scott adujo que la mejor manera de sacar a la economía estatal de la crisis era crear un ambiente propicio a los negocios. Es decir, los ricos al podio y los pobres al hoyo.
Una de las más elocuentes definiciones sobre lo que significan estas medidas de austeridad la expresó el representante Mark Pafford, demócrata de West Palm Beach cuando señaló: “Es probablemente el presupuesto más insensible, destructivo, dañino y arcaico que se pueda presentar en un estado”.
Los republicanos quieren hacerse sentir con sus medidas económicas extremas. En Wisconsin, el nuevo gobernador, Scott Walter propuso aumentar las contribuciones a los empleados públicos y eliminar los convenios colectivos para balancear el déficit estatal.
Miles de trabajadores y estudiantes han salido a las calles para protestar las medidas, mientras las manifestaciones se han extendido a otros estados republicanos como Ohio, Indiana y Pensylvania.
Por el momento, los únicos eufóricos con las propuestas republicanas han sido los gerentes de las compañías y los miembros del Tea Party.
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