3/22/2011

El abdicante espurio

 Desnudó superficialmente un periódico estadounidense el “acuerdo secreto” en la lucha anti crimen del presidente de México, Felipe Calderón, con su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama. Preocupa el hermetismo “por cuestiones de seguridad nacional” sobre la profundidad y alcances de una acción que violenta abiertamente los principios constitucionales de Soberanía, Autonomía e Independencia. Y una respuesta tardía de la Cámara de Senadores, garante de la política exterior mexicana.
Gracias al The New York Times, sabemos que aviones estadounidenses no tripulados sobrevuelan o han sobrevolado el territorio como parte de la lucha contra el crimen organizado. Obligado por la información, lo confirmó Alejandro Poiré Romero, nuevo secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional (CSN).
Es la punta del iceberg. Se desconoce desde cuándo, dónde ni qué frutos concretos han dado hasta ahora. The New York Times señaló que el Acuerdo data del 3 de marzo de 2011 en la Casa Blanca, aunque apunta que los vuelos se iniciaron hace un mes. Empero, fuentes del Pentágono lo ubican desde 2009, por lo menos.
La secretaria de Relaciones Exteriores de México, Patricia Espinosa Cantellano, compareció ante los Senadores para argumentar: “se trata de asuntos de seguridad nacional cuyos detalles operativos siempre se abordan en el gobierno en grupos restringidos exclusivamente con las dependencias que tienen competencia en la operación de este tipo de acciones”.
Señaló la imposibilidad de que participe la Cámara de Senadores porque “en cuanto a la parte operativa de algunas de estas cosas, como ustedes comprenderán, pues es absolutamente imposible ventilarlos públicamente porque se trata de asuntos de seguridad nacional”.

Además, sostiene: “Las peticiones formuladas y los permisos de sobrevuelo otorgados, tuvieron lugar en ejercicio de facultades previstas en la Constitución y leyes federales”. Y por si fuese poco, añade: “Es atribución exclusiva del Ejecutivo Federal otorgar permisos de sobrevuelo de cualquier naturaleza”.
Se aclara, entonces, que el “acuerdo secreto” fue adoptado por el presidente de México, Felipe Calderón, con “grupos restringidos exclusivamente con las dependencias” del Ejecutivo y la imposibilidad de discutirlo con el Congreso de la Unión por cuestión de “seguridad nacional”.
Desde esta perspectiva de la Canciller sobre la “atribución exclusiva del Ejecutivo Federal de otorgar permiso de sobrevuelos”, tendríamos que el señor Calderón conculca de facto el artículo 76 constitucional, en donde se establecen las facultades de la Cámara de Senadores:
“I.- Analizar la política exterior desarrollada por el Ejecutivo Federal (…) además, aprobar los tratados internacionales y convenciones diplomáticas que celebre el Ejecutivo de la Unión”.
En la Fracción III se manda: “Autorizarlo también para que pueda permitir la salida de tropas nacionales fuera de los límites del país, el paso de tropas extranjeras por el territorio nacional y la estación de escuadras de otras potencias, por más de un mes en aguas mexicanas”.
Sí, en la punta del iceberg el incumplimiento del panista moreliano de su juramento al asumir la presidencia, contemplado en el artículo 87 constitucional:
“Prometo guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión, y si así no lo hiere que la nación me lo demande”.
Se intuye, empero, que lo más grave está por conocerse. Ya hay indicios. Con la muerte de un agente estadounidense en San Luis Potosí se conoció la presencia de 30 efectivos del ICE que operan en México con fachada diplomática, más de 80 de la DEA y un número desconocido de efectivos y otras corporaciones estadounidenses.
Una realidad que supera la ficción con la “Operación Rápido y Furioso” estadounidense con más de 2.000 armas que, dicen, fueron seguidas y lograron la detención de 500 criminales en 5 naciones, con la autorización de la Administración Calderón. Empero, sólo se informó de 300 armas localizadas.
Aún en la superficialidad, hay suspicacias. Los aviones “autorizados”, ahora se sabe que por el señor Calderón, han sido importantes protagonistas en otra guerra: la que Estados Unidos libra contra el Talibán y al-Qaeda en Afganistán y el noroeste de Pakistán.
El 17 de marzo de 2011 se conoció de un nuevo ataque con aviones no tripulados estadounidense en la región paquistaní de Waziristán Norte, cerca de la frontera afgana, en donde murieron al menos 30 personas.
La BBC Mundo detalló que estos aparatos –conocidos como drones o UAVs, por sus siglas en inglés- también le fueron solicitados a EE.UU. por el gobierno de Japón, para ayudar a recoger más información sobre el estado de los reactores de la planta de Fukushima, que amenazan con fundirse y causar un desastre nuclear.
Esto demuestra la versatilidad de este tipo de aeronaves, que van desde pequeños aviones dedicados exclusivamente a labores de vigilancia y reconocimiento –algunos lo suficientemente pequeños como para ser lanzados manualmente- hasta grandes aviones espías, pasando por modelos de mediano tamaño armados con misiles.
La interrogante surge irremediablemente: ¿Cuáles son los que están operando en territorio mexicano?
Para responderla, simplemente se desmarca el Pentágono. Remite oficialmente todas las consultas relacionadas con las operaciones, que según The New York Times empezaron el mes pasado, a un hermético gobierno de México. Y esto incluye también consultas sobre "los tipos de aeronaves utilizadas".
Sin embargo, una fuente militar estadounidense citada por The New York Times, dijo que los aviones no tripulados facilitados por el Departamento de Defensa para "espiar a los narcos" eran del tipo Global Hawk.
Según el diario norteamericano, este modelo de avión espía puede cubrir en un día un territorio de más de 64.000 kilómetros cuadrados y volar por encima de los 18.000 metros de altura (60.000 pies), lo que lo hace virtualmente invisible para los narcos y el resto de los mexicanos.
Y estos aeroplanos -que tienen un costo individual de US$35 millones- están equipados con radares de alta resolución que pueden atravesar nubes y tormentas de arena, además de sensores electro-ópticos e infrarrojos, que le permiten identificar objetos tan pequeños como un cartón de leche desde una considerable distancia.
Hay más. Un funcionario del servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU, sin embargo, le dijo este jueves la agencia de noticias Associated Press que ellos han estado utilizando otro modelo de avión no tripulado en territorio mexicano desde hace dos años.
Según la fuente, en este caso se trata de aviones tipo Predator B, como los empleados en Afganistán y Pakistán. Estos aviones fueron originalmente diseñados para labores de inteligencia, pero desde el 2002 fueron modificados para llevar dos misiles Hellfire.
Los Predator han participado en operaciones de combate en Bosnia, Serbia, Yemen e Irak y, más recientemente, Pakistán y Afganistán. Con un costo estimado por AP en US$ 4 millones, se trata de aviones mucho más baratos que los Global Hawk. También vuelan a mucho menor altura: generalmente por debajo de los 5.500 metros (18.000 pies).
En cualquier caso ambas aeronaves, además de su nacionalidad, también tienen en común la forma en la que operan, pues son controlados a larga distancia, con la ayuda de conexiones satelitales. Es decir, sus "pilotos" los manejan desde territorio estadounidense, ya sea que estén combatiendo en la guerra de Afganistán o participando en la guerra contra el narco, en pleno espacio aéreo mexicano.
Recordamos la trilateral de 2005 Canadá, Estados Unidos y México, en donde el entonces presidente Vicente Fox, se jactó de haber logrado un Super Tratado de Libre Comercio sin fronteras, que según analistas, es la base de la North American Union pactada para el 2010.
En palabras de la senadora priísta y ex Canciller Rosario Green, “Es altamente cuestionable, sin embargo que la posición de alineamiento adoptada por el Gobierno Federal actual, sea la más adecuada para lidiar con nuestro poderoso vecino”.
Lo que se interpretaría como que le falta poco al presidente, Felipe Calderón, "para entregar el mando del país" a su par estadounidense Barack Obama. Más directo, que el panista moreliano abdicó a favor de Obama.

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