Activistas a bordo del Mavi Marmara hablan del impacto ante los rápidos asaltos y niegan haber atacado a los comandos israelíes
“Oímos disparos y nuestro barco se convirtió en un baño de sangre”
Robert Booth, Kate Connolly, Tom Philips y Helena Smith
The Guardian/Al Jazeera
Algunos formaron escudos humanos, otros se defendieron con armas improvisadas, mientras algunos de los más vulnerables se ocultaban bajo cubierta y rezaban por un fin a la violencia y a los asesinatos.
Pero lo que unió a todos los sobrevivientes que se pronunciaron hoy sobre el ataque al alba de comandos israelíes contra la flotilla de ayuda pro palestina a Gaza, fue un sentido de profundo choque ante la velocidad, la agresión y la fuerza letal de la reacción israelí ante lo que reiteraron no era nada más que un esfuerzo de ayuda humanitaria.
Hablando al llegar de vuelta a Berlín, envuelto en una frazada de la línea aérea nacional israelí El Al, Norman Paech, un activista pro palestino alemán de 72 años, describió cómo se despertó al oír “impresionantes explosiones” cuando el ataque comenzó contra el Mavi Marmara, el buque insignia informal de la flotilla.
“Me apuré y me vestí y colegas me dijeron ‘nos están atacando, los israelíes están aquí’” dijo. “La agresión llegó desde el cielo, de helicópteros de los que los soldados bajaron mediante cuerdas. Esperamos en la sala delantera y los vimos llevando a un soldado israelí que me pareció como si hubiera tenido un colapso. Luego llegaron el segundo y el tercero, pero después de esos tres soldados heridos vi a numerosos –tal vez diez– pasajeros que estaban muy lastimados, heridos, cubiertos de sangre. Los trataron en el salón de al lado. Uno estaba tan gravemente herido que estoy seguro de que murió poco después. Ni siquiera me planteé subir porque era demasiado peligroso.”
Una de las condenas más enérgicas de las acciones de Israel provino del novelista sueco Henning Mankell, quien había estado a bordo del barco sueco de ayuda Sofia. Mankell, autor de la serie Wallander, pidió sanciones globales contra Israel para presionarlo a levantar el bloqueo de Gaza. “Pienso que deberíamos utilizar la experiencia de Sudáfrica, donde sabemos que las sanciones tuvieron un fuerte impacto. Tomó su tiempo, pero tuvieron impacto” dijo Mankell. También negó que hubiera ninguna arma a bordo de los barcos de ayuda. “Puedo prometer que no había una sola arma a bordo de los barcos” dijo a un periodista que volvía a Suecia con él después que el escritor fuera deportado por Israel.
Nilufer Cetin, una activista turca, y su bebé se ocultaron en un baño bajo cubierta, mientras granadas de estruendo, munición de guerra y gas lacrimógeno estallaban arriba. Hablando al volver a Estambul, describió cómo “el barco se convirtió en un baño de sangre”.
“Nos quedamos en nuestra cabina jugando en medio del ruido de los tiros” dijo. “Lo protegí quedándome en mi cabina, luego fui al baño. Le puse una máscara de gas y un chaleco salvavidas. Utilizaron bombas de humo seguidas por granadas de gas. Comenzaron a descender al barco desde helicópteros”. Agregó que los enfrentamientos fueron “extremadamente malos y brutales”.
Iara Lee, cineasta brasileña que también estaba en el Mavi Marmara, afirmó que los soldados israelíes habían invadido el barco después de cortar todas las comunicaciones y “comenzaron a disparar a la gente”. Habló a TV Globo de Brasil desde la prisión en el sur de Israel donde estaban detenidos unos 600 activistas extranjeros, incluyendo a 40 británicos. Funcionarios israelíes dijeron esta noche que todos serían liberados de inmediato.
Lee dijo: "[El ataque] fue una sorpresa, porque ocurrió en medio de la noche, en la oscuridad, en aguas internacionales, porque sabíamos que habría una confrontación pero no en aguas internacionales. Su primera táctica fue cortar todas nuestras comunicaciones satelitales y luego atacaron. Todo lo que presencié personalmente fueron los disparos. Llegaron a bordo y comenzaron a disparar a la gente”.
Dijo que luego los comandos enviaron a las mujeres a un nivel más bajo del barco.
“Dijeron que éramos terroristas, era absurdo. Llegaron al sitio en el que estaban las mujeres, muchos, muchos de ellos, vestidos de negro y con armas gigantescas como si estuvieran en una guerra. Confiscaron todos nuestros teléfonos y todo nuestro equipaje y sacaron todo de las bolsas y lo colocaron en el suelo.”
“Esperábamos que dispararan a las piernas de la gente, que dispararan al aire, sólo para asustar a la gente, pero fueron directos” dijo, en una entrevista separada con el periódico Folha de São Paulo. “Algunos de ellos dispararon a las cabezas de los pasajeros. Asesinaron a muchas personas; fue inimaginable.”
Los activistas liberados dieron diversos relatos sobre el nivel de resistencia por parte de los pasajeros.
Annette Groth, política alemana, describió en una conferencia de prensa cómo había visto a unos soldados israelíes fuera de su cabina, después de que abordaron el barco.
“Disparaban sin advertencia alguna” dijo. “Era como en la guerra… Tenían fusiles, armas Táser, algún tipo de gas lacrimógeno y otras armas, en comparación con los dos y medio palos de madera que teníamos en total. Hablar de autodefensa es ridículo.”
Secuencias del asalto mostradas en la televisión turca e imágenes publicadas por los militares israelíes muestran claramente a algunos comandos que eran golpeados con palos por pasajeros.
Sin embargo, Paech dijo que no vio armas utilizadas por los activistas. “Había sólo dos hombres con palos cortos pero no cuchillos, ni barras de hierro, pistolas o algún arma real” dijo. “Durante toda la planificación de la misión dijimos: ‘ninguna arma, ningún explosivo’; dijimos que sólo resistiríamos políticamente, con medios normales.”
Una miembro árabe de la Knéset [parlamento] israelí, Hanin Zoabi, que estaba a bordo del Mavi Marmara, dijo que “ni un solo pasajero… levantó un garrote”.
En una conferencia de prensa en Nazaret dijo: “Nos estaban enviando un mensaje claro: que supiéramos que nuestras vidas estaban en peligro. No estábamos interesados en una confrontación. Lo que vimos fueron cinco cuerpos. Éramos sólo civiles y no había armas… Israel habló de una provocación, pero no hubo ninguna provocación.”
Según una portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) [ejército israelí, N.del T.], Avital Leibovich, sus barcos de guerra dieron varias advertencias a los activistas antes de que comandos descendieran de helicópteros sobre la cubierta del Mavi Marmara.
“Nos vimos en medio de un linchamiento” dijo a los periodistas en el puerto israelí de Ashdod. "Unos 10 activistas habían atacado a los comandos, apoderándose de sus pistolas" dijo. “Fue un ataque masivo. Lo que sucedió fue un último recurso.”
La violencia no se limitó al Mavi Marmara. Hablando en el aeropuerto de Atenas, Mijalis Grigorópulos, tripulante de uno de los otros cinco barcos, dijo que los israelíes bajaron de helicópteros y lanzaron cuerdas desde botes inflables, utilizando gas lacrimógeno y munición de guerra.
“No pusimos resistencia alguna, no podíamos, incluso si hubiésemos querido” dijo. “¿Qué podríamos haber hecho contra los comandos que subieron a bordo? Lo único que algunos trataron de hacer fue demorarlos en camino al puente, formando un escudo humano. Les dispararon usando balas de plástico y los aturdieron con artefactos eléctricos.”
El activista griego Dimitris Gielalis, a bordo de un tercer barco, el Sfendoni, presentó una descripción semejante. “De repente vimos que por todas partes se nos acercaban embarcaciones inflables, y segundos después comandos completamente equipados subieron al barco. Subieron y utilizaron balas de plástico, sufrimos golpizas, choques eléctricos, utilizaron todos los métodos imaginables.”
Los maltratos no terminaron después que fueron detenidos en Israel, dijeron otros. “Durante su interrogatorio, muchos fueron golpeados alvajemente frente a nosotros” dijo Aris Papadokostópulos.
“Hubo considerables maltratos después de nuestro arresto” agregó Grigorópulos.
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