Por Ferney Yesyd Rodríguez
La tercera razón por la que no creo en Ganesha ni en Jesús es porque las historias que se tejen a su alrededor son demasiado míticas, primitivas, triviales y, voy a decirlo, tontas.
Según los hinduistas, Ganesha (también llamado Vinayaka) primogénito del dios Shiva y de la diosa Parvati, recibió su cabeza de elefante de una forma curiosa. Estando el dios Shiva en una guerra, Parvati le fue infiel a su divino esposo con un guardia, quedando encinta de Ganesha. Shiva, al regresar de la guerra se enfadó por la infidelidad y decapitó al joven Ganesha. A consecuencia de este acto, Parvati quedó sumamente entristecida, lo que afectó a su esposo. Shiva, ya un poco más sensato -pues que culpa ha de tener la criatura de las andadas de su madre- decidió darle la cabeza del primer ser que pasara, y sucede que el primer ser en pasar delante de la puerta fue un elefante.
Esta es una pintoresca historia, para ser contada a los niños en la escuela, motivar su redacción y para que hagan dibujos. Muy pocos de nosotros tomaríamos esta historia como un hecho histórico. Pero no es así para los hinduistas. Ellos, desde pequeños -volvemos al entorno cultural- fueron adoctrinados que este relato fue real. Algo similar pasa aquí cuando a los pequeños, en cada novena o culto en la iglesia, les cuentan el relato del nacimiento virginal de Jesús, y en semana santa que Jesús murió por nuestros pecados, como si fueran hechos verdaderos.
Una mente escéptica preguntaría ¿Cómo podría empalmarse la anatomía de la cabeza de un elefante con una anatomía humana, músculo por músculo, nervio por nervio, vena por vena? ¿Y si lo que se le trasplantó fue la cabeza, cómo es que Ganesha no perdió la memoria o sus recuerdos al tener otro cerebro? ¿O más bien no sería que el elefante recibió un nuevo cuerpo, en lugar de Ganesha una cabeza, ya que la mente es resultado de la función del cerebro? Pero de seguro un sacerdote hindú daría una respuesta que elimina todo cuestionamiento: Shiva es todopoderoso el sabe como hacerlo, o son cosas de los dioses. ¿Le resultan familiares estas respuestas? Pues si, cuando los ateos cuestionamos los relatos bíblicos y presentamos objeciones racionales, que los autores de la Biblia nunca enfrentaron porque vivieron en una época sin ciencia, los cristianos responden: Dios es todopoderoso, o son cosas de mi Dios.
En el caso de Jesús, no pude decirse que es tan inexistente como Ganesha o los unicornios. Jesús con su mensaje de revocar la ley del talión, esa del "ojo por ojo, diente por diente", se convirtió en un humanista, un pacifista que en medio de los sofocantes tiempos del imperio romano, le hace merecedor de una mención importante. Pero de ahí a decir que multiplicó los panes, que caminó sobre las aguas, que resucitó, que ascendió a los cielos y que murió por mis pecados, hay un trecho inmenso. Es igual de monumental a creerse como cierta la cirugía que unió la cabeza de un elefante al cuerpo de Ganesha.
Para el caso de la historia de la vida de Jesús tengo que decir que esta fue escrita muchos años después de su muerte por personas que no fueron testigos oculares, y que de los varios evangelios disponibles la Iglesia Católica decidió arbitrariamente, ya pasados varias décadas, que evangelios creer como ciertos y cuales no. Esto me permiten calificar los evangelios como poco confiables.
Los cristianos no solo le adjudican a Jesús innumerables milagros que no están documentados por fuente histórica alguna, sino que lo hacen dios, o parte de un dios trino, que extrañamente no son tres dioses sino uno solo. Además ponen a Jesús como creador del universo, y como receptor de las plegarias de miles personas, modificando extraordinariamente la vida de este personaje. Tremendo salto sin una pizca de evidencia.
La historia de la hazaña redentora de Jesús es tan absurda como la de la forma como Ganesha obtuvo su cabeza de elefante. Dicen los cristianos que Jesús tuvo que morir para que fuéramos salvos. ¿Pero, quien determinó que la redención debería ser de esta forma? Bueno, el propio dios trino del que Jesús hace parte. Esto para limpiar el pecado cometido por Adán y Eva. Pero ocurre que Adán y Eva no existieron. Son personajes de otro mito, de un mito creacionista, al mismo nivel que la historia chibcha de Bachué y su hijo. ¿Ósea qué Jesús decidió venir a la Tierra a sabiendas que seria torturado y muerto por un pecado cometido por personajes de un mito?, ¿No bastaría simplemente en que cada pecador se arrepintiera y enmendara su error? Añadamos a lo anterior que el pecado original fue provocado por una serpiente parlante. Serpientes que hablan, un dios con cabeza de elefante. ¿Qué sensatez hay en todo esto?
La cuarta razón por la que no creo en Ganesha, Jesús y otras deidades es porque estos dioses fueron creados para llenar el vacío explicativo en tiempos primitivos. Todos los pueblos han creado historias fantásticas para explicarse el origen del mundo y de la humanidad. Estos mitos ya no son necesarios porque tenemos una herramienta mucho más precisa para conocer el mundo: la ciencia.
Gracias a la ciencia podemos saber que somos producto de un proceso evolutivo. No provenimos de la diosa Bachué que surgió de las aguas de la laguna de Iguaque con un niño en sus brazos, ni del maíz a causa de los dioses mayas, ni fuimos hechos del barro por Jehová, como narra el mito hebreo. La reticencia a la evolución biológica, por parte de muchos cristianos es fruto del adoctrinamiento religioso. "No la aceptamos porque contradice la Biblia", dicen. También por una mala comprensión de la ciencia -"la evolución dice que todo surgió de la nada", o "es afirmar que un mono bajo de los árboles y se hizo humano", o por una combinación de ambos, analfabetismo científico y adoctrinamiento bíblico.
En este punto alguno podría decir, entonces, ¿de dónde salió todo? la existencia de algo en lugar de la nada demanda un creador. A lo que respondo que no todo requiere un creador, pues de ser así ¿quién creó al creador? La respuesta del creyente es similar a pagar una deuda contrayendo otra.
Con frecuencia los creyentes recurren al argumento del diseño para sustentar su creencia en la existencia de un dios. El flagelo de las bacterias o el ojo de los vertebrados son muy complejos para haber aparecido por mecanismos naturales entonces debe haber un diseñador, afirman. Este argumento genera una respuesta y un interrogante. La respuesta: La biología ha mostrado que la evolución no forma estructuras de la nada, sino que rediseña y modifica estructuras existentes. Así el ojo de los vertebrados con un cristalino, que enfoca la luz surgió de un ojo sin lente, y así podemos remontarnos paso a paso hasta una sencilla capa de células fotosensibles. Un ojo de visión difusa, pero mejor a no tener ninguno.
Y el interrogante es: ¿Si un ojo por ser complejo requiere un diseñador, cuánto más un ser capaz de organizar todo el Universo, y de escuchar millones de plegarias por minuto y conocer la vida de cada humano, además de juzgarlas? En este punto se hace evidente que la evolución gradual, tanto de la vida por selección natural, del planeta, el sistema solar y el universo, a través de cambios naturales y muchas veces graduales, es más explicativa y hace innecesaria las explicaciones que invocan a Jehová, Amón, Bachué o Brahma.
Obviamente, hay muchas cosas que la ciencia aún no conoce. Pero no por eso no me atrinchero en la fe y oculto mi ignorancia con un "Dios lo hizo así". Es más honesto decir "aún no se sabe" a afirmar que fue hecho por un ser del cual menos evidencias hay. Durante siglos muchas cosas que se desconocían, como la naturaleza de la luz, el origen humano, o la naturaleza de la herencia biológica permanecieron esquivas al conocimiento, pero gradualmente la ciencia fue desvelando el misterio. Y en ningún caso la hipótesis de Dios fue necesaria.
El poder explicativo que la ciencia tiene, y la certeza de sus afirmaciones que se hace evidente en el desarrollo de la tecnología ha disgustado a muchos de los defensores de la creencia en dioses. La oposición a las ideas de Copérnico, Galileo, Darwin, Gamow y muchos otros son famosas.
Algunas personas me dicen: Bueno, puede que un dios personal atendiendo miles de millones de plegarias por hora, como un gran call center cósmico, sea poco probable, ¿pero, no crees que debe haber una fuerza o energía sobrenatural en el Cosmos? Pero, ¿por qué habría de ser sobrenatural esta fuerza? Si se trata de fuerzas cósmicas, acepto cuatro y no una. Estas son la fuerza de gravedad, el electromagnetismo, las interacciones fuertes y las interacciones débiles. De estas cuatro fuerzas tenemos suficientes evidencias, y se puede aprender mucho de ellas estudiando física. Pero, aceptar una fuerza sobrenatural requiere una gran evidencia la cual ninguno de sus defensores ha presentado hasta el momento.
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