7/14/2010

PORQUE NO CREO EN DIVINIDADES ( 1a. Parte )



Por Ferney Yesyd Rodríguez
Para muchas personas resulta sorprendente saber que uno es ateo. Frente a la noticia muchos creyentes cuestionan al incrédulo queriendo saber por qué se niega a dios, mientras creen saber que su dios existe.
Lo primero que hay que aclarar es que el ateo no es un "negacionista caprichoso". Muchas personas califican a los ateos como aquellos "que no creen en nada". Tercos, dirán los teístas, que se enfadaron con dios o la religión por cualquier razón. Tales imaginarios sobre los ateos son demasiado simples y esconden la verdadera razón del porque los ateos, o mejor los ateístas, no creemos en deidades.
No creo en Ganesha, tampoco en Jesús. Ganesha es una deidad hindú que ha sido durante siglos adorada por millones de personas en Asia. Ganesha, ese dios al que los hindúes se encomiendan antes de empezar cualquier empresa, ha recibido adoración por más siglos que el carpintero de Galilea, y sus seguidores en la actualidad se cuentan por millones.
 La primera razón por la que no creo en Ganesha ni en Jesús es porque la religión es una cuestión subjetiva de aceptación cultural.
No creo en Ganesha porque no nací en la India ni en una familia hindú. La gente usualmente pasa por alto que la religión "verdadera" que actualmente sigue es producto del contexto social en el que el individuo crece. Si hubiese crecido en la India con seguridad el culto al dios con cabeza de elefante y cuatro brazos me resultaría tan común como las procesiones que veo cada julio a la Virgen del Carmen o a las imágenes del niño Jesús en muchos hogares de Colombia.
Algunos podrán decir que nacieron católicos pero ahora están en la religión "verdadera", sea esta la evangélica, la adventista o la menonita. En realidad los cambios mentales de una variable de cristianismo a otra son pocos, pues se sigue creyendo en Jesús como dios. Cosa diferente, y muy poco vista, es que los creyentes de la Virgen María y de Jesús cambiaran su adoración por Ganesha y Vishnú. El contexto cultural de una Latinoamérica católica es compatible con el adventismo o el pentecostalismo, por eso estas religiones crecen más aquí que en la India o en Egipto. Pero haber nacido en una cultura determinada no hace que ese dios, que en nuestra cultura se cree por cierto, sea más verdadero que otro. Tampoco la cantidad de tiempo que lleva adorándose un dios lo hace más real. De ser así los dioses hindúes serian más reales que Jesús de Nazaret.
Imaginemos que un domingo ponemos una imagen de Ganesha en un parque público y empezáramos a rendirle culto. Llevándole frutas, incienso, velas, incienso, etc., a la usanza hindú. Con seguridad muchas personas se detendrían curiosas a mirar el rito, aunque cuadras atrás hayan pasado por un templo católico y hayan elevado oraciones y puesto ofrendas a la imagen del nazareno o a la de la virgen. ¿Qué tienen de diferentes ambos rituales en el fondo? La única diferencia es la aceptación cultural. Al entender la religión como fenómeno sociocultural puede decirse que no hay una "religión verdadera" sino un contexto donde tus creencias religiosas se toman como verdaderas.

La segunda razón por la que no creo en Ganesha ni en Jesús es que no hay evidencias. Los cristianos e hinduistas podrán pedirme que muestre evidencias que sus respectivas deidades no existen. Pero debo decirles que son ellos, los creyentes, los que están en la obligación de presentar pruebas incontrovertibles, de la existencia de sus dioses. Si alguien dice que hay unicornios, es esta persona la que debe presentar las pruebas de sus afirmaciones. Cuando presente las evidencias de los unicornios creeré en ellos, mientras tanto me mantendré incrédulo. Esto no es arrogancia, ni terquedad. Lo mismo es aplicable para Ganesha y Jesús.
Ahora que si alguien desea crear una nueva religión basada en un unicornio omnisapiente y misericordioso es libre de hacerlo. Pero no por ello debo tomarlo en serio. Luego, si esta doctrina, llamémosla unicornianismo, se hace popular y trascendiera por siglos, sigue siendo tan poco sólida como cuando fue fundada. Vale lo mismo para el cristianismo, el hinduismo, el Islam y la cienciología.
Podríamos pensar que los creyentes en Ganesha o Jesús tienen buenas razones para creer en sus deidades, pero no hay tales. Ninguno de los seguidores de Ganesha, Jesús o Jehová ha visto a sus deidades. Aún así, curiosamente, hay un grupo cristiano que se autodenominan Testigos de Jehová. ¿Con solo creer como cierta la Biblia, hace a los "Testigos de Jehová" testigos de la existencia del dios del Antiguo Testamento? En este caso los que tomaran como cierto el Majá Ganesha se harían testigos de la existencia de Ganesha o los que creyesen como cierto La Odisea serian Testigos de la existencia de Atenea. ¿Notan la subjetividad de las religiones?
La católica sor Teresa de Jesús o la adventista Elena G. de White afirmaron haber visto a Jesús en visiones. Con seguridad las tuvieron, pero a la luz de la neurología actual es fácil explicar sus visiones como epilepsia de lóbulo temporal. Otros creyentes han logrado ver a sus deidades bajo el uso ritual de la ayahuasca, el peyote o el hongo Amanita muscaria, pero todas estas experiencias también se pueden explicar desde la neurología.
Aquellos creyentes que no han visto sus deidades por una epilepsia de lóbulo temporal u otro mal neurológico, o el efecto de sustancias químicas sobre las neuronas se quedan con tan solo la fe, la tradición, su adoctrinamiento y sus sensaciones interiores como razones para creer. Pero no son buenas razones.
El ateo no acepta las sensaciones interiores de los seguidores de Jesús o de Ganesha, ya que los creyentes de todos los credos las han tenido. Con seguridad los adoradores de Amón-Ra y de Horus en el antiguo Egipto tenían la sensación interior de la existencia de sus dioses y que sus plegarias eran escuchadas.

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