Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice, indicó que con la visita de los jefes de policía “no pudo ser más claro el contraste entre el liderazgo y la manipulación política”. “Los jefes de policía de algunas de las principales ciudades hablaron valientemente. Dijeron que la ley de Arizona aumentará la criminalidad, atentará contra la seguridad pública, y generará una brecha entre los inmigrantes y la policía. Mientras tanto, varios políticos republicanos preocupados por complacer a un sector de votantes, propusieron seguir despilfarrando dinero en un sistema migratorio maltrecho. En lugar de trabajar con los demócratas hacia una solución realista e integral para el problema de la inmigración indocumentada, optaron por defender a capa y espada (su postura) y rezarle al falso dios de “seguridad fronteriza primero”. Los jefes de policía presentaron un perfil valeroso, más no así los republicanos”.
Esto dijeron los jefes de policía durante una rueda de prensa organizada por el Police Executive Research Forum (PERF):
Charlie Beck, jefe de policía de Los Ángeles, California, indicó que “leyes como ésta, de hecho, aumentarán, no reducirán la criminalidad”.
John Harris, quien encabeza la Asociación de Jefes de Policía en Arizona, y es además jefe de policía de Sahuarita, Arizona, declaró que “no tenemos los recursos suficientes para seguir haciendo esto y asumir otra responsabilidad”. También criticó la ley de Arizona por “arrebatarle el criterio” a sus agentes.
Roberto Villaseñor, jefe de policía de Tucson, Arizona, habló sobre las consecuencias en materia de seguridad pública que tendrá la nueva ley, enfatizando que resultará en una “fractura” entre las agencias del orden público y la comunidad, y afirmando que “entendemos la frustración (en torno a la inmigración indocumentada), pero nuestra preocupación es la seguridad pública de quienes viven en nuestras comunidades”.
Rob Davis, jefe de policía de San José, California, señaló que leyes como la de Arizona “generarán una brecha entre las comunidades y las agencias del orden” y expresó su preocupación de que “se pongan en peligro décadas de trabajo para establecer magníficas relaciones con las comunidades inmigrantes”.
Charles Ramsey, comisionado de Policía de Filadelfia, Pensilvania, dijo que “por los pasados veinticinco años hemos trabajado duro para construir relaciones con las comunidades minoritarias…Aplicar las leyes migratorias nos supondrá muchos problemas en términos de que esas personas sientan que pueden hablar con nosotros sobre asuntos relacionados con la criminalidad o para reportar crímenes”.
Tim Dolan, jefe de policía de Minneapolis, Minnesota, afirmó que la ley hará menos posible que los inmigrantes reporten crímenes o sirvan de testigos: “Es un hecho que estas personas no (llamarán)…y así comenzará todo”.
Chris Burbank, jefe de policía, de Salt Lake City, Utah, indicó que “nosotros podríamos aplicar las regulaciones tributarias, pero la pregunta es si usted desearía que la policía local asuma las riendas de la aplicación de leyes migratorias federales. Lo que estamos diciendo es que nos parece que estamos desviando recursos de las cosas que se supone que estemos haciendo, como combatir el crimen y proveer seguridad a las comunidades locales”.
Charles McClelland, jefe de policía de Houston, Texas, pidió que Washington evidencie liderazgo en torno a la reforma migratoria: “El gobierno federal debe ofrecer claridad en este asunto” y debe hacer un mejor trabajo en delinear las responsabilidades del gobierno federal y las de las agencias policiacas estatales y locales.
“Los jefes de policía entienden la situación: la ley de Arizona abrumará a la policía local, minará la relación entre la comunidad y las agencias del orden público, y atentará contra la seguridad pública. En vez de seguir el liderazgo de Arizona, tenemos que implementar una solución migratoria nacional y sensata que llegue a la raíz de nuestro disfuncional sistema migratorio”, concluyó Sharry.
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