Esta predicción fallida (hay varias en su historia), es poco conocida por los más de siete millones de seguidores actuales del movimiento. Esto no constituye la excepción, sino que es algo común en los movimientos milenaristas (que predican el pronto fin del mundo). "Olvida los no aciertos y refuerza la fe", parece ser la regla. Esto fue justo lo que ocurrió tras la "no venida de Jesús" profetizada para el 22 de octubre de 1844, por Guillermo Miller. Un milenio después de Montano la historia se repitió, pero las creencias en un Jesús en el cielo y que volvería, quedaron curiosamente vivas.
Los seguidores del granjero Guillermo Miller lo dejaron todo, y se reunieron para esperar la segunda venida del Señor. A medida que el día pasaba la tensión se acumulaba, el nerviosismo y las esperanzas de un mundo mejor por llegar se unían. Miller ya había profetizado el fin del mundo para el 21 de marzo y el 18 de abril de ese año. Sin embargo, la fe pudo más que la razón. Pocos días después uno de los seguidores de Miller dijo haber tenido una visión en la que veía a Jesús entrando en el lugar santísimo del Santuario Celestial. Según el vidente (el señor Hiram Edson), Miller no se había equivocado en la fecha, tan solo en el acontecimiento. De esta manera se dio inició a la Iglesia Adventista, cuyos feligreses (ya pasaron los 14 millones de fieles) esperan desde hace más de 150 años el inminente regreso de Jesús.
Si por casualidad usted se preguntó que está haciendo Jesús en ese recinto especial del Santuario desde 1844, la respuesta adventista es que Jesús está realizando el "juicio investigador". Proceso que determinará quien se salva y quien no. Cuando Jesús terminé -dicen ellos- regresará a la Tierra a poner fin al sufrimiento. La verdad no puedo imaginarme a Jesús revisando los casos como si fuese un abogado humano. Por otro lado me queda la pregunta ¿Por qué tiene que molestarse Jesús con esos trámites, acaso él no lo sabe todo? Y esa demora de Jesús en resolver los casos ¿Tendrá problemas con los archivos? ...O ¿No será esto del "juicio investigador" fue una excusa nacida desde la fe para encubrir una profecía no cumplida?
Sin embargo, el fallo más grande en cuanto a estas predicciones se encuentra en las narices de todos los fundamentalistas. En la mismísima Biblia. En Mateo 16: 28 Jesús dijo: "De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán de la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino." Según esto, el segundo regreso de Jesús se daría mientras vivieran algunos de los escuchas de ese sermón. Cosa que lógicamente no pasó. En otro texto, Jesús dijo: (Mateo 24: 30) "Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo..." En el verso 31 aclara: "De cierto os digo que no pasará está generación hasta que todo esto acontezca."
No obstante los creyentes buscan interpretaciones por fuera de contexto. Interpretan generación como una gran cantidad de tiempo, dicen que se Jesús se refería a la última generación, lo cual es absurdo, etc., etc. La solución racionalista es sencilla, pero enteramente fastidiosa para los fundamentalistas: Sencillamente Jesús nunca mencionó esas palabras, ya que los evangelios fueron escritos entre los años 70 y 120 D.C. Para ese entonces ya había transcurrido suficiente tiempo para inventar historias. Los primeros cristianos esperaban que Jesús regresará en su época, razón por la cual, estas narraciones en las que el mismo Jesús prometía un pronto regreso les caía como anillo al dedo.
Los historiadores tienen suficientes evidencias para afirmar que los cristianos del siglo I y II esperaban la segunda venida para su época. Esto lo corrobora el libro de Apocalipsis, en el que un Jesús aparecido en una visión dice: (Apocalipsis 22: 6-7) "...para mostrar las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto!" ¿Acaso pronto quiere decir más de 2.000 años?
¿Qué implicaciones tiene la proliferación de estas ideas? Para muchos no hay mayor problema aparte del enriquecimiento de algunos líderes y la desilusión de algunos creyentes de vez en cuando. Pero la falta de pensamiento crítico ha mostrado ser peligrosa para la sociedad. Para 69 adultos y 17 menores de la secta de los davidianos el fin llegó el 19 de abril de 1993. El FBI acusó al grupo que se encontraba encerrado en un rancho en Waco, Texas, de posesión de armas y abuso sexual de menores. Después de 51 días el FBI entró al rancho después de un largo cerco en el que hubo intercambio de disparos y muertos de lado y lado. David Koresh, el líder de la secta, quien se autoproclamó reencarnación de Jesús, también murió calcinado junto con sus seguidores luego de la toma por el FBI.
También es preocupante que algunos creyentes en el fin del mundo mezclen sus ideas con la política, trayendo fatales consecuencias. El historiador Guillermo Fatás al respecto afirma que:
"Estas creencias, que a unos parecerán respetables y a otros no, tienen una particular vocación de aplicación social e inmediata y no son neutras, ni asunto personal o íntimo, cuando sus defensores las aplican en la vida política sin tener en cuenta los derechos básicos de la comunidad. Durante la presidencia de Ronald Reagan, este espíritu inquietante mostró su influencia en lugares insospechados de la administración estadounidense. En 1981, el Secretario de Interior James Watt, un pentecostal declarado, anunciaba incesantemente no estar preocupado en demasía por la explotación intensiva de los recursos naturales, en su creencia de que se ignoraba "cuantas generaciones quedaban hasta el retorno del Señor" (sugiriendo que no serían ya muchas)."
Por último, no dejo de asombrarme de la división maniquea que los creyentes del fin del mundo tienen. Ese exclusivismo religioso, en que solo los que son de su grupo son los buenos y todo lo ajeno a ellos es malo, conlleva al sectarismo y a la discriminación por motivos religiosos. "El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto" decía Jorge Luis Borges ilustrando claramente que el invento de Zoroastro y copiado por los judeocristianos y los musulmanes no es más que eso.
No obstante todo lo dicho anteriormente, nunca se podrá convencer a un creyente de lo contrario porque la fe religiosa no se basa en la razón. Y esto es lo más peligroso que tienen las religiones. El rechazo del escepticismo en la religión es lo que hace que un religioso moderado de hoy pueda ser un sectario mañana. Pero a pesar que las religiones y sectas pervivan es necesario ensalzar más que nunca el racionalismo, pues cuando alguien opta por revisar sus creencias racionalmente en lugar de aceptarlas por tradición o una supuesta revelación, esta dando un paso adelante hacía una sociedad crítica y librepensadora.
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