Como están las cosas en el mundo, que un perro haya disparado contra su amo ya no debería sorprender a nadie, el que lo hiciera por la espalda es sin lugar a dudas el hecho noticioso.
El mejor amigo de la humanidad ha sido cazador desde que apareció en el escenario terrestre, y la familia extendida se distinguió por sus técnicas de cacería en manada. Estrategias destinadas a separar y emboscar a las presas más suculentas, le ganaron un reconocimiento en el sindicato correspondiente. Jamás se supo de un ataque a mansalva y menos armado, hasta esta semana, tal y como se conoció de los eventos que tuvieron lugar en la histórica villa de Dargaville, en Nueva Zelandia. Establecida a fines del siglo XIX por un grupo de emigrantes de origen Yugoslavo, quienes legaron sus rasgos culturales a quienes hacen vida en este lugar del Pacífico.
Esta capital de la batata y sus 4.455 habitantes resultaron sorprendidas en su buena fe, cuando se enteraron de esta pérfida noticia. El presunto duxoricida en grado de frustración canina, no ha reparado en entregarse a la justicia, y de inmediato le han designado lugar de reclusión preventiva en la perrera municipal, donde fue recibido como un héroe entre aullidos y saltos de sus compañeros de especie.